Rubén López Tendilla
La ciudad de Córdoba fue liberada el pasado 29 de junio del presente año de 1236 tras la entrada de las fuerzas cristianas por las puertas de la ciudad. Unas fuerzas, que comandadas por el rey Fernando III, consiguieron imponerse y llevar la victoria al lado cristiano.
Desde el pasado verano cuando el rey musulmán Ibn Hud decidió romper el pacto de no agresión con el monarca cristiano, diversas fuerzas infieles han sometido a la ciudad de Córdoba a un continuo asedio, que le ha llevado a una situación crítica. Estas fuerzas no se encontraban bajo el mando directo del rey, ya que este se encontraba recobrando el norte del país. Entrado el verano de este año algunos nobles consiguieron entrar a la ciudad cordobesa alcanzando el poder en un punto importantísimo de la misma, la zona del barrio de Axerquia. Esto incremento el nivel de asedio contra la población musulmana que se hacía fuerte en su interior, llevándola a una situación lamentable.
El rey cristiano al enterarse de la incursión exitosa de sus nobles, decide marchar con su fuerza hacia Córdoba. Al llegar con su ejército a las puertas de la ciudad, al líder musulmán solo le queda la posibilidad de entregar la llave de la ciudad al monarca. Este ha ordenado que en el alminar del Alcázar cordobés se cuelgue el pendón de Castilla y un gran crucifijo en señal de la victoria cristiana.
Esta derrota contra manos cristianas, ha conmocionado al mundo musulmán al ver como una de las ciudades más importantes de al-Ándalus ha sido conquistada. Esta localidad tiene muchísima importancia debido a su pasado como capital andalusí.