El 31 de julio del 844 va a quedar marcado en la Historia como el día en que hordas normandas desembarcaron en Asturias, y trataron de someter a los habitantes, musulmanes o paganos de la península. En primer lugar, nos cuentan las crónicas que saquearon la ciudad de Coruña y aunque posteriormente fueron derrotados por el monarca cristiano Ramiro II, consiguieron huir bordeando la costa de Portugal y llegar al emirato donde incendiaron 60 o 70 naves musulmanas. Aún así, la resistencia musulmana les obligó a dirigirse más hacia el sur.
Mientras pequeños grupos saqueaban Medina Sidonia y Cádiz, el grueso de la flota remontaba el Guadalquivir yendo a atacar a Sevilla, asesinando y haciendo esclavos por doquiera que fueran.
Se tuvo constancia de que el gran Abd al-Rahmán II reunió a todas sus tropas dejando sin vigilancia las fronteras con reinos cristianos consiguiendo parar y retroceder el avance musulmán, que eran llamados Machus u adoradores del fuego.
Esta invasión tuvo consecuencias, tales como que el emir cordobés implementara desde Sevilla un sistema de defensa costera. Gracias a esto, aparecieron nuevas localidades, que algunas llegaron a tener gran relevancia comercial.
