25.4.21

Una mujer para recordar: Lubna de Córdoba


Claudia Martín González

En nuestro periódico queremos tener un rincón especial para desgranar las venturas y buenas acciones de algunas de nuestras mujeres más importantes. Por eso hoy comenzamos una serie de perfiles que les vamos a dedicar. Hoy empezamos con Lubna de Córdoba, una intelectual que vivió en el siglo X, durante el Califato de Córdoba. Fue experta en gramática, cálculo, geometría, caligrafía y métrica árabe, cuando en el mundo cristiano ni siquiera los hombres se dedicaban a tan delicadas artes.

Sabemos por nuestras investigaciones que nació en el seno de una familia cristiana esclava que trabajaba en el palacio del gran Abderramán III. A pesar de su circunstancia, pronto destacó por su inteligencia, consiguiendo un puesto de copista y llegando a ser la organizadora de la biblioteca palaciega. Su brillante cerebro le valió la libertad, siendo nombrada después secretaria personal de Alhaken II.

Su enorme formación y su calidad de experta en adquisiciones le llevó a ser nombrada conservadora de la Biblioteca Real de Córdoba, uno de los cargos más importantes a los que podría aspirar una persona en la ciudad más importante y poblada de Europa.

Escritora y traductora, realizaba también comentarios y reseñas, y fue coimpulsora de la conocida Biblioteca de Medina Azahara. Pero no solo se relaciona el nombre de Lubna de Córdoba con el de grandes señores o califas. También sabemos que ejerció de maestra de matemáticas de los niños pobres y, a pesar de su condición de mujer, viajó a El Cairo, Damasco y Bagdad en busca de nuevos libros que incorporar a la biblioteca. Los datos apuntan a que Lubna de Córdoba acabó refugiándose en un palacio de Carmona, donde se cree que murió en el año 984.